Morelia, Mich.- Médico general y especialista en angiología se pronunciaron en favor de la prevención y/o la atención oportuna de las várices, para evitar complicaciones vasculares que comprometan el correcto funcionamiento y la estética de las extremidades inferiores del cuerpo humano.
Tanto el médico general Maximino César Jiménez Zavala, presidente del Instituto Nacional de Educación Médica Continua (INEMEC) en Michoacán, como la angióloga Sue Tatiana Delgado Aguilar, vicepresidenta del Colegio de Angiología y Cirugía Vascular y Endovascular de Michoacán (CACVEM), coincidieron por separado, en que las várices son venas abultadas y dilatadas, cerca de la superficie de la piel de las piernas, que no cumplen su correcta función vascular.
La especialista en el sistema circulatorio, angióloga Delgado Aguilar, explicó que las arterias salen del corazón y son las encargadas de transportar la sangre a todo el cuerpo mientras que las venas tienen la función de retornar el torrente sanguíneo.
“Lo correcto, explicó, es que la misma cantidad que sale del corazón por las arterias regrese por las venas para guardar un equilibrio circulatorio; pero cuando no es así, es porque existe una deficiencia, gotera o reflujo de los conductos venosos”.
Delgado Aguilar describió que las venas contienen en su interior unas válvulas que permiten el flujo de retorno de la sangre, que se abren y se cierran en las venas sanas, pero que cuando se trata de una vena enferma, es porque se presenta un deterioro en sus válvulas, que no cierran de manera hermética, ocasiona un reflujo que ejerce una presión hacia abajo y dilata la vena, ocasionando una insuficiencia venosa mejor conocida como “várices”.
Mientras que Jiménez Zavala calificó a éstas como venas tortuosas, abultadas o con “bolas”, generadas por una carente o lenta circulación sanguínea y se presenta de manera inicial como las famosas “arañitas” generalmente en la mujer. Esa deficiencia venosa es favorecida por nula actividad física, sedentarismo, ingesta de alimentos ricos en grasas, sobrepeso, entre otros factores.
En el mismo tenor, Delgado Aguilar dijo que otra forma de reforzar el bombeo de retorno de la sangre del cuerpo al corazón es por medio del ejercicio diario, puesto que, al estimular los músculos de las piernas, éstos ejercen una presión que coadyuva a la correcta circulación, mientras que Jiménez Zavala, coincidió en la actividad física diaria, que consiste en caminar, levantar las piernas e incluso sentado por razones laborales para realizar acciones de levantar “punta y talón”.
Entre los síntomas iniciales de várices, Jiménez Zavala señaló que, durante el interrogatorio y la exploración física al paciente, se cita la pesadez, hinchazón, dolor, ardor en la planta del pie, hormigueo y la presencia de las famosas “arañitas” de color azul verdoso en las piernas.
Después de los estudios de laboratorio -colesterol, triglicéridos, entre otros- y de otorgar el tratamiento metabólico adecuado inicial, propio de la consulta de primer nivel, se deriva a la paciente a la especialista en angiología -sistema circulatorio- para proseguir un tratamiento de segundo nivel de atención.
En este sentido, la angióloga Sue Tatiana Delgado Aguilar, expuso que hasta el 70 por ciento de su consulta es por el tema de las várices, mayormente se trata de mujeres y describió tres etapas de las mismas: arañitas, abultamientos visibles y dolorosos y complicaciones severas como úlceras o trombosis.
Sostuvo que después de la exploración física y el ultrasonido se proponen varias rutas, por ejemplo: escleroterapia para desaparecer las famosas “arañitas” con aditamentos de calor para visibilizar las venitas de mejor forma y equipos térmicos para atender esos “puntos de fuga que comienzan a encharcar la pierna y, como buenos fontaneros que somos las angiólogas, pues nos centramos en tapar esas goteras, para desaparecer moretones y el dolor”, ejemplificó.
Existen pacientes en etapas avanzadas, agregó, con várices abultadas y abundantes y en estas no puede aplicarse escleroterapia, mientras que otro estadío de la enfermedad son complicaciones más severas como úlceras o trombosis.
Y describió: siempre con ultrasonido, se explora para detectar estas fugas que se presupone son más grandes y en donde se avizoran dos rutas para su cierre: técnicas térmicas, en las que se usa láser y técnicas no térmicas en las que se usan espumas y pegamentos. Ambas por cateterismo y ecocardioguiadas.
Advirtió que en este tipo de cirugías de mínima invasión los pacientes obtienen buenos resultados, sobre todo los hombres, puesto que también los hombres presentan várices, ya que, como las mujeres, cruzan los tres estadíos, desde arañitas, várices abultadas y complicaciones como úlceras.
Sin embargo, las mujeres buscan atención más oportuna por estética y en los hombres la atención es más tardía porque el vello cubre las várices y llegan con úlceras. De diez pacientes, siete son mujeres y tres hombres. La vena denominada safena, que va de la ingle al tobillo, se enferma, en una relación del 70 por ciento, más que otras de las piernas y hasta el 80 por ciento de los casos de arañitas también presentan dolor.
Coincidió con Jiménez Zavala en los síntomas de las várices: pesadez, cansancio, calor, calambres, hinchazón, dolor a nivel de varices o pantorrillas, pero agregó otros factores de riesgo como la genética o la herencia, permanecer mucho tiempo de pie o sentado, no hacer ejercicio y en mujeres, añadió, los embarazos y toma de anticonceptivos orales.
En las úlceras, que se trata de un reflujo muy grande, hay que cerrarla y en la mayoría de las veces requiere de cirugía, pero pareciera magia, al cabo de un mes, desaparecen, subrayó la angióloga y rechazó que con las úlceras esté en riesgo de perderse una extremidad, porque se trata de venas, aunque en tratándose de venas profundas con trombosis se corre el riesgo de que un trombo (coágulo) emigre al pulmón y el paciente llegue a una trombo-embolia pulmonar. “Cuando se trata de venas no está en riesgo la extremidad”, remarcó.
En abono a lo anterior, tanto Maximino César Jiménez Zavala como Sue Tatiana Delgado Aguilar, advirtieron de los riesgos que asumen los pacientes cuando acuden a remedios caseros o “medicamentos milagrosos” para las várices, mismos que provocan desde quemaduras hasta complicaciones mayores, lo mismo que se pronunciaron por la prevención de cualquier tema, no solo de las várices, sino de todas las enfermedades y especialidades médicas.
Ambos acusaron al desconocimiento de la población acerca de la especialidad de la angiología (venas y arterias) para acudir con oportunidad al médico correcto y evitar grandes peregrinaciones con otros profesionales de la salud, que aunque empiezan a tratar, no lo hacen con la profundidad que el tema le privilegia a la angiología, por lo que ambos ponderaron el auxilio de los medios de comunicación michoacanos a fin de dar a conocer este tipo de especialidad médica dedicada a las venas y arterias.
Finalmente hicieron un llamado a los pacientes que, inicialmente presentan “arañitas” en sus piernas, a comenzar el tratamiento adecuado y evitar complicaciones mayores como los famosos abultamientos dolorosos de várices en las piernas y, en mayor medida, las úlceras o trombosis.