Por Roberto Mestizo Chávez
Uruapan, Michoacán.- A seis meses de iniciada la gestión de Carlos Alberto Manzo Rodríguez como presidente municipal de Uruapan, existen ya elementos para calificar a sus hombres de confianza.
Prácticamente todos sus funcionarios, llegaron sin experiencia alguna en el quehacer público, pero eso si, con muchas ganas de apoyar a su líder, aunque a veces no es suficiente con esa buena voluntad.
Una cosa tengo en claro: todos los miembros de su gabinete saben quién es el jefe, y lo obedecen ciegamente.
Tres son sus hombres de más confianza: el primero es el regidor Víctor Hugo de la Cruz, que muy posiblemente desconozca cuál es su función, pero a la hora de coordinar a los 200 muchachos de la Guardia Ciudadana nadie le gana.
Otro es el secretario de Obras Públicas, Esteban Constantino que además fue su suplente en la Diputación Federal, por lo que es fácil creer que le tiene mucha confianza. Esteban es el tipo de funcionario tan, pero tan obediente, que lamentablemente es incapaz de tener una iniciativa. Es el tipo de personaje que no le dará problemas, pero tampoco dará un valor agregado a su jefe.
Y el tercero de esta lista es el licenciado Arturo Ramírez Rivas, secretario del ayuntamiento.
Cuando lo conocí, semanas antes de que asumirá el cargo, me pareció un muchacho inteligente, sin conocimientos pero con muchas ganas de aprender. Creo es una persona que le gusta ser medido por resultados y no por simpatía. El mismo dice «yo vine aquí a trabajar, no a hacer amigos ni caerle bien a la gente».
Y creo no estoy equivocado. Es un funcionario discreto, que no busca los reflectores. Que en las giras de trabajo prefiere no ir en la comitiva principal, sino en el grupo de avanzada, para asegurarse de que todo salga de manera perfecta.
Debe tener un buen desempeño en su trabajo de lo que se conoce como «política interna», pues en el primer semestre, no ha tenido problemas que parecieran insalvables. Se incendió el mercado Tariácuri, y hubo temor de que los locatarios salieran a laborar a la vía pública, pero no. Dado que el problema se atendió de inmediato, todos salieron ganando. Para Arturo Ramírez y otros funcionarios, fueron semanas enteras de trabajo sin descanso, 24-7, como dicen ahora.
Ahora, no se si lo han notado, pero su desempeño en las sesiones de cabildo es excelente.
No hay un regidor que esté en su contra, ni propuesta que le rechacen. Quizás el alcalde aún no lo nota, pero el trabajo del secretario del ayuntamiento, le ha permitido trabajar sin presiones.
Hay más funcionarios, un grupo que ya tenia experiencia en la función pública, pero de ellos hablaremos luego.
