Por J. Jesús Bedolla Nava
No conozco al presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Ramírez, acaso alguna vez lo vi físicamente en Apatzingán y fue apenas el 22 de octubre pasado con motivo de la tradicional fiesta de la constitución, sin embargo se ha convertido en un político referente sobre lo que México necesita para gobernar con el éxito que reclamamos los mecicanis.
Es decir, se ha perfilado como la figura idonea para combatir a lus grupos delincuenciales que castigan al país con impunidad casi absoluta, porque han radicalizado la forma de golpear a la sociedad, mientras que las leyes siguen blandas con discursos como: «no estamos de acuerdo en contestar con balazos porque son humanos», no obstante que adolecen de humanidad contra los demás que, como víctimas, tenemos que salir todos a trabajar sin saber si vamos a regresar a casa.
Cuanta razón tiene Carlos Manzo al señalar que, de acuerdo al comportamiento de los delincuentes, debe ser la respuesta de la policía.
Eso lo ha convertido en aspirante a suceder a la Sheinbaum. La óptica es viable, pues a la vista de los mexicanos, se acordaron enormemente las diferencias. La vista está puesta para ser candidato para sustituir a Claudia Sheinbaum, cuando se avecine la elección de 2030.
Hago hincapié en lo anterior para dejar constancia que ni un saludo hemos cruzado con el polémico alcalde que lo mismo patrulla la ciudad, persigue criminales, increpa a sus policías y debate con la presidente de la República, reacia a reconocer que se requiere mano firme para cortar de tajo con los efectos devastadores del crimen.
