– Narciso, Jesús, Jaime… nombres detrás de las redadas.
– No eran criminales, eran padres, hijos, hermanos.

– Historias de una persecución migrante.
Por: María Teresa Sarabia / Colaboración especial para ABC de Michoacán
LOS ÁNGELES, CAL.- La vida parece haberse detenido tras las redadas de ICE.
Tiendas cerradas, restaurantes vacíos, parques sin niños jugando, programas de verano sin alumnos, autobuses del transporte público sin pasajeros, campos en el abandono, migrantes acuartelados en casa por temor a salir y encontrar a “la migra”.
Más familias rotas. Muchos hijos sin padres. Un dolor que no termina y que se extiende desde California muchos kilómetros hacia el sur, hasta los países a donde fueron enviados numerosos migrantes.
Ese es el panorama desolador que se vive en Los Ángeles desde el pasado 6 de junio, cuando la administración Trump activó su maquinaria de deportación en una ofensiva antiinmigrante, cumpliendo una de sus principales promesas de campaña.
Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos, tiene cerca de 4 millones de habitantes, según el censo de 2020. De ellos, alrededor de 900 mil son indocumentados. Personas que, todos los días, trabajan en la construcción, en el campo, en fábricas de ropa, hoteles y restaurantes; forman parte de la fuerza productiva que impulsa la economía de California y aporta al gobierno federal.
Pero ese 6 de junio, la fuerza de ICE (U.S. Immigration and Customs Enforcement) irrumpió en distintos puntos de la ciudad, sembrando el miedo cuando agentes realizaron arrestos en la fábrica de ropa Ambience Apparel, confiscaron computadoras y provocaron protestas. Algunos de los detenidos eran originarios de Oaxaca. Ese mismo día, una tienda Home Depot fue escenario de otra redada.
Y así, cada día de junio, comunidades como Pacoima, Panorama City, Huntington Park, El Monte, Compton y San Fernando reportaban la presencia de vehículos sin placas y agentes enmascarados sin identificación. La lista de operativos era interminable, tanto en zonas urbanas como suburbanas.
JUNIO Y JULIO: MESES DIFÍCILES BAJO ASEDIO
Más de 2,800 personas fueron detenidas entre el 6 de junio y el 14 de julio por ICE, CBP y otras agencias, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). El ritmo fue intenso: 90 detenciones diarias durante los primeros 16 días.
Se trató de trabajadores sin antecedentes penales, provenientes de México, Guatemala y El Salvador.
“La gente ha dejado de ir al trabajo, no lleva a sus hijos al doctor o a la escuela. Estamos viviendo una cacería silenciosa disfrazada de control migratorio”, denunció Angélica Salas, directora ejecutiva de CHIRLA.
Activistas y políticos, como el senador Alex Padilla, denunciaron el uso de tácticas encubiertas y la negativa de ICE a divulgar información, lo que ha generado un ambiente de terror psicológico.
LOS ROSTROS DE LA CACERÍA
Jaime Alanís García (Camarillo, CA)
El 10 de julio, agentes federales realizaron redadas en GlassHouse Farms, una granja de marihuana. La presencia de fuerzas armadas provocó enfrentamientos con activistas y trabajadores.
Jaime Alanís, con 10 años laborando en la granja, intentó huir y cayó desde el techo de un invernadero. Murió al día siguiente por fractura de cuello y cráneo. Era originario de Zinapécuaro, Michoacán. Es el primer caso documentado de muerte durante estos operativos.
Narciso Barranco (Tustin, CA)
El 21 de junio, mientras trabajaba como jardinero, fue detenido con uso excesivo de fuerza. ICE alega que trató de agredir con su sopladora. Un video muestra lo contrario. Fue golpeado, rociado con gas y arrestado. Sus tres hijos son infantes de Marina de EE. UU.
Jesús González (Compton, CA)
El 11 de junio, al regresar de su trabajo como soldador, intentó huir de agentes. Cayó cerca de las vías del tren y fue atropellado. Perdió un brazo. Continúa hospitalizado. Es padre de familia y sostiene a su esposa e hijos que viven en México.
VÍCTIMAS COLATERALES: AMBULANTES Y CIUDADANOS
En Culver City, el “paletero” Ambrosio Lozano, con 20 años de trabajo en escuelas, fue detenido el 23 de junio. Era el sustento de su esposa. La comunidad ha organizado campañas para evitar su deportación.
EL PERFIL RACIAL: UNA LÍNEA QUE SE CRUZA
Agentes de ICE detuvieron a personas con base en su apariencia: piel morena, cabello y ojos oscuros. Esto, sin verificar su estatus migratorio. “Estas decisiones cargadas de prejuicios borran los límites entre legalidad y discriminación”, señaló Ben Monterroso, de Poder LatinX.
¿QUÉ CLASE DE PAÍS…?
Jaime, Narciso, Jesús… no eran criminales. Eran trabajadores, vecinos, padres, veteranos.
La maquinaria de deportación los trató como desechables, ignorando su humanidad.
Estas no son fallas aisladas. Son síntomas de un sistema que actúa primero y pregunta después.
Detrás de cada redada queda un niño sin madre, un veterano con trauma, una comunidad herida.
Y lo más preocupante: esto continúa.
Con o sin papeles, todos estamos a un error de distancia de vivir esta pesadilla.