Adrian Rito Rodríguez
Morelia, Mich.— Dicen que “todo lo que sube tiene que bajar”, pero en política parece que lo que desaparece, tarde o temprano, vuelve con otro nombre y un listón nuevo, válgame lo llamado “Gatopardismo” y eso es justo lo que Claudia Sheinbaum, presidenta y actual vocera del cambio transformador, nos quiere vender como otra innovación del bienestar: los Centros Educativos de Cuidado Infantil del IMSS.
¿No le suena familiar? En esencia, se trata de un reciclaje, lavado de cara o “cambiar todo para que las cosas sigan iguales” (como en los Simpson) de las estancias infantiles, esas mismas que desaparecieron en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador bajo el manto de la corrupción. ¿La evidencia? Brilló por su ausencia, pero eso no impidió que miles de madres trabajadoras quedaran desprotegidas y que el país retrocediera en apoyo a la primera infancia.
Ahora Sheinbaum, en un giro digno de Broadway, anuncia con bombo y platillo el regreso de estos espacios, eso sí, bautizados con un nombre más “transformador” y un discurso que mezcla tragedias pasadas como el incendio de la Guardería ABC, razón suficiente para satanizar a todas las guarderías y si bien no planeo usar una tragedia para criticar a la Presidenta con “A”, me resulta un poco sospechoso que en 6 años de la regeneración nacional nunca se llegaron nuevas detenciones o averiguaciones.
Es irónico que la presidenta quiera distanciarse del programa de Calderón, pero al mismo tiempo rescate su esencia. Por un lado, condena “el negocio perverso” de las estancias infantiles las cuales al ser “Privadas” eran malas y, por otro, abrazará estas ideas y así construir sus flamantes Centros Educativos dependientes y auspiciadas por el IMSS, pues al ser públicos no podrían salir mal, y solo para recordar, con los estándares de supervisión y mantenimiento de la línea 12 del metro.
Aunque al momento no se dieron a conocer detalles, se anunciarán de manera oficial el próximo sábado 21 de diciembre durante inauguración del Hospital General Regional de Ciudad Juárez, en el municipio de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Mientras tanto, queda la pregunta incómoda: ¿por qué eliminar algo funcional solo para traerlo de vuelta con otro empaque? ¿Es esto un ejemplo del cambio que tanto se pregona o simplemente una estrategia para borrar las huellas mal dejadas de AMLO? ¿Será que buscan volver a pintarrajear la historia y ponerse la medalla de progreso que ellos mismos borraron de un plumazo presidencial?
En política, la memoria es corta y las promesas son largas. Pero quizás, antes de aplaudir este “avance”, valdría la pena recordar lo que se perdió, pensar en porque se quedó enfriado el caso ABC si son diferentes y cuestionar lo que realmente se está ganando.