sábado, julio 12, 2025
spot_img
InicioEstadoCorazón, hígado, estómago o cerebro? ¿Qué utilizamos para decidir nuestro voto?

Corazón, hígado, estómago o cerebro? ¿Qué utilizamos para decidir nuestro voto?

En México, son cuatro las motivaciones que tenemos ´para decidir nuestro voto: el corazón, el hígado, el estómago y el cerebro.

POR ROBERTO MESTIZO CHÁVEZ, DIARIO ABC DE MICHOACÁN, 14 DE MAYO DE 2024.

URUAPAN, MICH.- A medida que se acerca el 2 de junio, se acorta el tiempo para decidir a favor de qué candidato o partido político votar, o incluso cambiar la que fue nuestra decisión inicial.

En México, son cuatro las motivaciones que tenemos ´para decidir nuestro voto: el corazón, el hígado, el estómago y el cerebro.

Votamos con el corazón cuando el candidato nos resulta atractivo ya sea por su físico, su familia, su simpatía, su ingenio, o porque es famoso como deportista, actor, por su trabajo como defensor de los animales, o del medio ambiente, por decir algo.

La gran mayoría de los votos emitidos en cada jornada electoral, salen del corazón.

Votamos con el hígado cuando lo hacemos no a favor de, sino en contra de: “primero voto por tal partido, que hacerlo por ese candidato o ese partido, Me caen mal, no me gusta su manera de hacer política”, etc.

El abstencionismo entra en esta categoría, pues no acudimos a votar porque “no creo en las votaciones; ni caso tiene ir a perder el tiempo, ya sabemos quién va a ganar; todos son iguales”, etc.

Votamos con el estómago, cuando aceptamos quinientos pesos, una despensa, una beca, un pensión, o el compromiso de que nos van a conseguir un empleo en el gobierno, o cuando menos nos darán el salario equivalente aunque no vayamos a laborar, si vitamos por determinado candidato.

También si somos parte de una organización de vecinos de colonia irregular, o de comerciantes callejeros, o de profesionistas alternas, y nuestro dirigente nos sugiere por quién votar, pues ese candidato nos entregará la escritura de lotes, o no nos molestará porque sigamos invadiendo calles y banquetas. Este es, pues, el voto del hambreado.

El voto del cerebro es el más difícil y el más escaso. Requiere, entre otras cosas, dejar de pensar en mí como un individuo y empezar a hacerlo como parte de una sociedad.

Si mi familia, mis parientes, vecinos, compañeros de trabajo, de equipos deportivos, etc., están bien, en consecuencia yo también estaré bien, y si tengo alguna necesidad, seguramente ellos me apoyarán para resolverla, de acuerdo a sus posibilidades. Este voto se da para beneficio de toda la sociedad, no de mi persona.

Este voto requiere también de llevar a cabo un proceso de análisis: analizar al candidato, ¿quién es, cuál es su trayectoria, de dónde viene, sus antecedentes nos dan confianza, es una persona responsable, honesta, que habla con la verdad, que cumple su palabra?

Y lo más difícil, analizar las propuestas y compromisos del candidato. ¿Si hay propuestas o son solamente un listado de buenos deseos? Porque no es lo mismo decir “mejoraremos la seguridad”, que decir “para mejorar la seguridad debemos hacer esto”.

Ahora, de haber propuestas, ¿éstas son viables, se pueden llevar a cabo?

Porque hay propuestas populistas, pero realmente tontas, como las de acabar con los diputados plurinominales- Otras pudieran sonar atractivas, y nos pueden decir que para combatir las extorsiones contrataremos los servicios de la Interpol o del FBI. Y seguramente hay quien lo crea posible.

Tenemos partidos políticos y candidatos, a los que es muy sencillo mentir y engañar a la gente, que elaborar una buena plataforma política, y en cada elección hacen los mismos compromisos que en la anterior, ya ahora seguramente tampoco cumplirán.

RELATED ARTICLES

Most Popular