Morelia, Michoacán. En el marco del Día Mundial del Agua, el Dr. Fermín Pascual, investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Morelia, advirtió sobre la creciente crisis hídrica en el país y sus implicaciones para el consumo humano, la agricultura y la seguridad alimentaria. Durante su reciente conferencia, destacó que la escasez de agua en México no es un problema del futuro, sino una realidad que ya afecta a millones de personas.
Actualmente, el 76.3% del agua en México se destina a la agricultura, mientras que el abastecimiento público representa sólo el 14.8%, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). Para el Dr. Pascual, esta distribución podría modificarse mediante la tecnificación de los sistemas de riego, asegurando que los ahorros obtenidos se destinen al consumo humano. «Las concesiones agrícolas pueden reducirse a medida que los productores necesiten menos agua para obtener los mismos rendimientos», explicó.

México se ha convertido en un exportador de agua a través de su agricultura, destinando grandes volúmenes del recurso a cultivos de alto valor comercial, como frambuesa, zarzamora, espárrago y tomate rojo. Estos cultivos, altamente rentables en el mercado internacional, requieren más de 12,000 metros cúbicos de agua por hectárea. Según el Dr. Pascual, ‘la tecnificación del riego se ha centrado en la producción para exportación, lo que ha generado un cambio de cultivos impulsado más por las exigencias del mercado global que por las necesidades alimentarias nacionales. Además, estos sistemas rara vez se evalúan a largo plazo para verificar su eficiencia operativa’. En este sentido, el investigador advirtió: ‘En la práctica, enviamos agua a Estados Unidos en forma de productos agrícolas, lo que plantea un dilema sobre la soberanía alimentaria y la soberanía hídrica’.»
El actual modelo agroexportador prioriza cultivos rentables para el mercado internacional, pero con un alto costo para la soberanía hídrica y alimentaria de México. La ausencia de regulaciones sobre el uso del agua y el enfoque en la rentabilidad han impulsado una explotación intensiva del recurso, comprometiendo su disponibilidad futura. Ante este panorama, es urgente explorar alternativas que permitan equilibrar la producción agrícola con la conservación del agua y suelo, garantizando así su acceso para las generaciones futuras.
En este sentido, es fundamental replantear el modelo agroexportador y adoptar enfoques sustentables que prioricen la resiliencia ante el cambio climático y la eficiencia en el uso del agua y el suelo.
Estrategias de adaptación al cambio climático para una gestión sustentable del agua
Ante los desafíos del cambio climático, el Dr. Pascual subrayó la necesidad de adoptar estrategias de conservación del agua, protección del suelo y fortalecimiento de la soberanía alimentaria. «El suelo es el mayor reservorio de agua, pero su degradación ha llevado a una dependencia de fertilizantes químicos para sostener la producción», señaló.
El Dr. Pascual identificó diversos obstáculos que dificultan un manejo equitativo y sustentable del agua en México. Entre ellos, destacó la contradicción entre el impulso a la agroexportación y la necesidad de garantizar el abasto de alimentos básicos. «Los cultivos esenciales tienen precios de mercado bajos, por lo que muchos productores optan por aquellos que generan mayores ganancias en el extranjero, a pesar del impacto en la seguridad alimentaria del país», explicó.
Asimismo, la ganadería intensiva consume grandes cantidades de productos agrícolas, reforzando un modelo productivo orientado a la exportación. «El subsidio a los sistemas de riego, en la práctica, termina beneficiando a otros países, al financiar con recursos públicos la producción de alimentos para el exterior», agregó.
En este Día Mundial del Agua, el Dr. Pascual hizo un llamado a la reflexión sobre la urgencia de transformar el modelo agrícola mexicano, asegurando que el agua sea gestionada con criterios de equidad, sustentabilidad y resiliencia ante el cambio climático.
COMUNICADO