viernes, julio 25, 2025
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México avanza en el “juego económico peligroso” sin frenos claros: deuda, informalidad y bajo crecimiento lo colocan en la antesala de una crisis

¿Dónde está México en el tablero de las crisis económicas? Una mirada amena, pero preocupante

Por Adrían Rodriguez

En abril de 2025, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) confirmó que la deuda pública de México alcanzó los 17.5 billones de pesos, lo que representa un aumento del 67 % respecto a 2018, cuando cerró el sexenio anterior en 10.48 billones. El gobierno justifica este crecimiento como necesario para sostener programas sociales y megaproyectos, pero el costo fiscal y las condiciones estructurales del país muestran una fragilidad acumulada que preocupa.
A la par de este endeudamiento, la recaudación fiscal continúa estancada en 12.5 % del PIB, según datos del propio gobierno federal, una cifra considerablemente baja en comparación con otros países de la OCDE como Chile (20 %), España (35 %) o Francia (46 %). Además, más de la mitad de la población económicamente activa (54 %) trabaja en la informalidad (INEGI, 2025), lo que erosiona la capacidad del Estado para captar ingresos y redistribuirlos de forma eficiente.
Estos elementos conforman una ecuación crítica: México gasta más de lo que recauda, se endeuda para cubrir ese déficit, sostiene subsidios sociales crecientes, y al mismo tiempo, su base fiscal no se amplía. A esto se suma un crecimiento económico débil, con una contracción (aceptada a regañadientes) de -0.2 % en el primer trimestre de 2025.
Por si fuera poco, el Congreso analiza una reforma para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, y aun quedada en el tintero, sin acompañarla de medidas de compensación como inversión en tecnología, aumento de productividad o incentivos fiscales, veo dificil que ayude a estabilizar la economía.
Esto, en el contexto de una economía frágil, puede ser un catalizador adicional de distorsiones: mayor costo para las empresas, más informalidad, menor producción y aún menos recaudación.
A este conjunto de condiciones me gusto llamarlo irónicamente “Mi primera crisis económica”, una secuencia de decisiones y omisiones que ya han seguido otros países antes de caer en recesiones severas o hiperinflación.

La casillas y traspas en donde caer son estas :

  • Gastar más de lo que se ingresa
  • Financiarlo con deuda, cada vez más cara
  • Mantener subsidios masivos sin respaldo productivo
  • Apostar por obras de bajo retorno
  • Ignorar la informalidad estructural
  • Penalizar la inversión privada
  • Reducir la capacidad productiva (como ahora con la jornada laboral)
  • finalmente, enfrentar una crisis externa sin reservas fiscales ni margen de maniobra

México hoy cumple al menos 7 de estas 8 condiciones.

 


Aunque no se está en una crisis declarada, se ha construido una estructura que lo hace vulnerable a cualquier choque externo (crisis global, caída del petróleo, fuga de capitales por presiones fiscales).
Ejemplos sobran: Argentina en 2001 y en 2019 – 2023, con déficit estructural y subsidios insostenibles; Venezuela desde 2015, con destrucción de la productividad y emisión monetaria (además del éxodo más grande del siglo); Turquía en 2021, con políticas fiscales expansivas sin control; o incluso el propio México en 1982, cuando la deuda externa y la inflación descontrolada llevaron al país al borde del colapso financiero, agracias a la excelente gestión del PRI que hoy compone la amalgama política que es Morena.
A todo esto se suma el costo financiero de la deuda: México pagará en 2025 cerca de 1.3 billones de pesos solo en intereses, más de lo que se destina a salud o educación. La inflación se mantiene oficialmente en 4.22 %, pero los alimentos y bienes esenciales han subido más del 8 % en promedio. Reducir la jornada laboral en este escenario, sin plan productivo, solo puede agudizar la situación: se trabajará menos, sin producir más, mientras el gasto crece y la base tributaria se reduce.
El resultado podría ser un aumento del déficit, más deuda, mayor presión al Banco de México para emitir dinero o financiar al gobierno, y eventualmente, una inflación que podría salirse de control si se combinan otros factores.
México no está hoy en hiperinflación, pero se encuentra en un punto intermedio del tablero. Y si no se corrigen estos desequilibrios, el siguiente paso no será una sorpresa, sino una consecuencia esperada, la que esperanzadamente deseo no pase.
Fuentes consultadas:
SHCP: Informe Trimestral de Finanzas Públicas, abril 2025
— INEGI: Indicadores Macroeconómicos, ENOE 2025
— Banco de México: Reporte de Inflación, primer trimestre 2025
— OCDE: Revenue Statistics in Latin America 2024
CEPAL: América Latina frente a las crisis fiscales
— FMI: World Economic Outlook 2023
— Banco Mundial: Global Debt Database
— Presupuesto de Egresos de la Federación 2025

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