¿Dónde está México en el tablero de las crisis económicas? Una mirada amena, pero preocupante
Por Adrían Rodriguez
En abril de 2025, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) confirmó que la deuda pública de México alcanzó los 17.5 billones de pesos, lo que representa un aumento del 67 % respecto a 2018, cuando cerró el sexenio anterior en 10.48 billones. El gobierno justifica este crecimiento como necesario para sostener programas sociales y megaproyectos, pero el costo fiscal y las condiciones estructurales del país muestran una fragilidad acumulada que preocupa.
A la par de este endeudamiento, la recaudación fiscal continúa estancada en 12.5 % del PIB, según datos del propio gobierno federal, una cifra considerablemente baja en comparación con otros países de la OCDE como Chile (20 %), España (35 %) o Francia (46 %). Además, más de la mitad de la población económicamente activa (54 %) trabaja en la informalidad (INEGI, 2025), lo que erosiona la capacidad del Estado para captar ingresos y redistribuirlos de forma eficiente.
Estos elementos conforman una ecuación crítica: México gasta más de lo que recauda, se endeuda para cubrir ese déficit, sostiene subsidios sociales crecientes, y al mismo tiempo, su base fiscal no se amplía. A esto se suma un crecimiento económico débil, con una contracción (aceptada a regañadientes) de -0.2 % en el primer trimestre de 2025.
Por si fuera poco, el Congreso analiza una reforma para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, y aun quedada en el tintero, sin acompañarla de medidas de compensación como inversión en tecnología, aumento de productividad o incentivos fiscales, veo dificil que ayude a estabilizar la economía.
Esto, en el contexto de una economía frágil, puede ser un catalizador adicional de distorsiones: mayor costo para las empresas, más informalidad, menor producción y aún menos recaudación.
A este conjunto de condiciones me gusto llamarlo irónicamente “Mi primera crisis económica”, una secuencia de decisiones y omisiones que ya han seguido otros países antes de caer en recesiones severas o hiperinflación.
La casillas y traspas en donde caer son estas :
- Gastar más de lo que se ingresa
- Financiarlo con deuda, cada vez más cara
- Mantener subsidios masivos sin respaldo productivo
- Apostar por obras de bajo retorno
- Ignorar la informalidad estructural
- Penalizar la inversión privada
- Reducir la capacidad productiva (como ahora con la jornada laboral)
- finalmente, enfrentar una crisis externa sin reservas fiscales ni margen de maniobra
México hoy cumple al menos 7 de estas 8 condiciones.
Aunque no se está en una crisis declarada, se ha construido una estructura que lo hace vulnerable a cualquier choque externo (crisis global, caída del petróleo, fuga de capitales por presiones fiscales).
Ejemplos sobran: Argentina en 2001 y en 2019 – 2023, con déficit estructural y subsidios insostenibles; Venezuela desde 2015, con destrucción de la productividad y emisión monetaria (además del éxodo más grande del siglo); Turquía en 2021, con políticas fiscales expansivas sin control; o incluso el propio México en 1982, cuando la deuda externa y la inflación descontrolada llevaron al país al borde del colapso financiero, agracias a la excelente gestión del PRI que hoy compone la amalgama política que es Morena.
A todo esto se suma el costo financiero de la deuda: México pagará en 2025 cerca de 1.3 billones de pesos solo en intereses, más de lo que se destina a salud o educación. La inflación se mantiene oficialmente en 4.22 %, pero los alimentos y bienes esenciales han subido más del 8 % en promedio. Reducir la jornada laboral en este escenario, sin plan productivo, solo puede agudizar la situación: se trabajará menos, sin producir más, mientras el gasto crece y la base tributaria se reduce.
El resultado podría ser un aumento del déficit, más deuda, mayor presión al Banco de México para emitir dinero o financiar al gobierno, y eventualmente, una inflación que podría salirse de control si se combinan otros factores.
México no está hoy en hiperinflación, pero se encuentra en un punto intermedio del tablero. Y si no se corrigen estos desequilibrios, el siguiente paso no será una sorpresa, sino una consecuencia esperada, la que esperanzadamente deseo no pase.
Fuentes consultadas:
— SHCP: Informe Trimestral de Finanzas Públicas, abril 2025
— INEGI: Indicadores Macroeconómicos, ENOE 2025
— Banco de México: Reporte de Inflación, primer trimestre 2025
— OCDE: Revenue Statistics in Latin America 2024
— CEPAL: América Latina frente a las crisis fiscales
— FMI: World Economic Outlook 2023
— Banco Mundial: Global Debt Database
— Presupuesto de Egresos de la Federación 2025