La adaptación de estos muestra del cambio climático.
POR BLANCA SIMON ORTIZ, DIARIO ABC DE MICHOACÁN, 31 DE JULIO DE 2024.
URUAPAN, MICH. La siembra de árboles no nativos de Uruapan, como las palmeras, tienen un efecto negativo para el medio ambiente y la conservación de suelos, pero también la adaptabilidad que muestran a un hábitat diferente, es una clara demostración del cambio climático que se dio ya en nuestra ciudad.
Así lo puntualizo Víctor González egresado del Centro de Capacitación Forestal 1, Manuel Martínez Solórzano y quien explicó que después de 20 años de radicar en Estados Unidos, al regresar a Uruapan observó la gran cantidad de palmeras de por lo menos 5 variedades, y aunque para algunas personas este tipo de vegetación es decorativo, la realidad es que con el paso del tiempo sus efectos son más negativos que positivos.

Entre los aspectos negativos se encuentran es que el sistema radicular es emergente es decir la raíz se expande y busca salir a la superficie dañando las aceras en las que se coloca, por su superficie foliar no permite anidar a las aves y tampoco que haya otro tipo de malezas o arbustos alrededor suyo, y para ello basta recordar que hace unos dos años algunas de las palmeras que se sembraron hace unos 20 años en el camellón de la Avenida Latinoamericana se trasplantaron en el Libramiento Oriente, pues ya habían afectado los andadores de dicha zona.
Sin embargo la sobrevivencia de estos árboles, demuestra que el cambio climático es ya un hecho, pues las palmeras son una especie nativa de la tierra caliente, de no ser real la transformación del clima de Uruapan, estos árboles no hubieran subsistido y más bien al contrario se han adaptado muy bien, aun siendo trasplantadas.
Víctor González, indicó que si bien las existentes pueden seguirse conservando pues en algunos casos han sido años de cuidados, tanto por la autoridad competente como de las personas que las tienen, lo más idóneo será ya no sembrar más palmeras, pues las afectaciones que provocan es que estos árboles producen un 25 por ciento menos oxigenación que un pino, su follaje no da lugar a que se aniden aves, igual situación sucede con los ficus, que son arboles meramente ornamentales pero ecológicamente ambas especies no contribuyen a un buen ambiente.
También hablo de la siembra de aguacate, que es otra especie que se dispersó, y que actualmente no se puede negar el sustento potencialmente económico que tiene para Uruapan y la región, pero ecológicamente hablando, afecta el medio ambiente ya que tan solo para producir el fruto un árbol de aguacate requiere 10 veces más agua que un pino, con las consecuencias de disminución del vital líquido y la contaminación del suelo con el uso de fertilizantes, y tan solo basta observar el caudal del Río Cupatitzio para constatar la disminución del agua, además de que se tienen estudios y pruebas de dicha merma.