Sigue latente el riesgo para la alimentación mexicana, por la siembra de maíz transgénico

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Por: Blanca E. SIMÓN ORTIZ

URUAPAN, MICH.- De permitirse la siembra de maíz transgénico en nuestro país, se perdería el mayor alimento de los mexicanos, cuyo grano es la base de la alimentación al ser uno de los ingredientes principales de los platillos que conforman la gastronomía mexicana, sin contar los graves riesgos a la salud de la población, y las afectaciones al medio ambiente.

Así lo señaló Alejandro Espinosa Calderón, integrantes de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) e investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agropecuarias y Pecuarias (Inifap), además de ser premio Estado de México en Ciencias y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, quien abundó que bajo el argumento de que el maíz transgénico tiene una mayor productividad, se pretendió la autorización de siembra de este grano para comercialización; la realidad es que el rendimiento por hectárea de maíz actualmente es en promedio de 2.8 toneladas, aunque en Sinaloa la producción alcanza los 9.5 toneladas por hectárea, cantidad similar a la lograda en Europa en donde no se utilizan transgénicos.

La producción de maíz es de 790 millones toneladas a nivel mundial, México produce 22.1 millones de toneladas, e importamos 10 millones de toneladas; con base en los datos de productividad similar a la de Sinaloa, lograríamos un rendimiento de 54 millones de toneladas de maíz, por lo que tendríamos 18 millones de toneladas más para exportar y así nuestro país sería autosuficiente.

Subrayó la preocupación de que haya un campo con maíz transgénico, ya que está comprobado que el glixofato o glifoxinato de sodio que es el ingrediente activo del herbicida Faena, afectaría tanto el suelo, como los mantos freáticos, y el aire además de los ecosistemas que giran alrededor de los campos de maíz, incluyendo abejas, además de que el uso de este producto es exponencial ya que está comprobado que las plagas sobreviven a dicho químico y se requieren de más cantidades, lo que ponen en grave peligro al medio ambiente.

Así mismo, la estrategia a seguir a través del Programa de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (Masagro) es que los campesinos deberán comprar las semillas a una empresa denominada Cimmyt que es filial o muy cercana a Monsanto, con lo cual se lograría un “maicidio”.

Refirió que también la salud humana se ve afectada por la alimentación de maíz transgénico y quedó demostrada en ratones de laboratorio a los que se les alimentó durante dos años, los cuales desarrollaron tumores de mamas, malformaciones congénitas y cánceres; las pruebas que presentan las empresas interesadas para avalar la eficiencia del maíz transgénico, están basadas en ratones que fueron alimentados solo 90 días, pero “qué se puede esperar en quienes se alimentan durante toda su vida con maíz como somos los mexicanos”.

Espinosa Calderón mencionó que han sido mucho años de lucha, pues durante los sexenios de Fox y Calderón se permitió la siembra de maíz transgénico en programas pilotos, y ahí se observó que la siembra de maíz transgénico es un camino sin retorno, ya que la contaminación no es reversible ni se puede retirar el gen transgénico, ya que éste se aloja en el genoma, sólo eliminando las semillas definitivamente, y ello ya se vivió en campos de Oaxaca y Chihuahua.

Es por ello que en 2007 la ley que ya estaba por pasar a votación en la Cámara de Diputados para su aprobación, se logró detener al concientizar a los diputados de la Comisión de Agricultura en la que se encontraba el ex secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, quienes reconocieron que no habían leído la ley, y al exponerles los estudios científicos respecto al uso de transgénicos y la obligatoriedad de los productores a registrar las semillas que utilizarían y que deberán ser exclusivamente las que proveyera una sola empresas.

Se dio marcha atrás a dicha normativa, pero no se canceló, no obstante la lucha sigue ya que se debe recordar que el maíz es mexicano, emanado del teocintle, que es el ancestro del maíz y del que tenemos que presumir que es un invento nuestro, y que como dijo Octavio Paz, “sólo se puede comparar el descubrimiento del maíz con el del fuego”.

Por ello es indispensable proteger la diversidad de las 59 razas de maíz, y con el cual se hacen diferente alimentos desde tortillas -en donde hay otro invento mexicano al mundo: la nixtamalización-, el pinole, el ponteduro, el pozole, los 300 diferentes tamales entre una amplia gama de platillos que en conjunto con el frijol y el chile forman la gastronomía mexicana, declarada como patrimonio intangible de la humanidad.

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