viernes, marzo 14, 2025
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Hoy nos hacen falta muchos Tata Vasco, para recuperar la dignidad de los pueblos indígenas.

Roberto Mestizo Chavéz

Uruapan, Mich.- Michoacán y todo México ocupa más hombres como Vasco de Quiroga, un verdadero humanista que le dio a los indígenas purépecha un modo honesto de vivir, una conciencia que permitió la convivencia entre distintas comunidades, pero sobre todo, les enseñó que todo ser humano debe vivir con dignidad, sin aceptar atropellos de quienes supuestamente son superiores.

Así lo señaló Rebeca Lemus, oradora oficial en el acto con que este viernes se conmemoró el 460 aniversario luctuoso de quien fuera el Primer Obispo de Michoacán, y que por su gran sentido de humanismo, los purépechas le distinguieron, dándole el título de «tata», que significa padre, y en 500 años solamente se le ha dado ese nombramiento a Vasco de Quiroga y a Lázaro Cárdenas del Río.


Al dar lectura a una reseña, la oradora mencionó que Vasco de Quiroga nació en Madrigal de las Altas Torres, también sitio de nacimiento de la reina Isabel la Católica
Doctor en Derecho, Vasco de Quiroga trabajó como oídor, labor que consistía en investigar las acusaciones que se hacían contra los españoles por supuestos abusos y maltratos en contra los pueblos conquistados.

Luego de haber estado en África, Vasco de Quiroga fue enviado a la Nueva España, donde se acusaba al español Nuño de Guzmán de abusar sin ninguna consideración del pueblo purépecha.


Luego de hacer sus investigaciones,en las que comprobó la veracidad de las acusaciones contra Nuño de Guzmán, Tata Vasco recibió del rey Carlos V la encomienda de pacificar y evangelizar al pueblo purépecha. Para esto último, Vasco de Quiroga estudió Teología en un tiempo récord, ordenándose sacerdote y obispo, el mismo día, convirtiéndose en el Primer Obispo de Michoacán.

De inmediato inició su labor pastoral, ganándose el reconocimiento, cariño y respeto de los purépechas, a quienes les enseñó diversos oficios para que pudieran vivir de una manera honrada y que se siguen practicando a la fecha.


Tata Vasco se preocupó tanto por el bienestar físico como por las almas de los purépechas, a quienes siempre trató con respeto y dignidad.

Tata Vasco murió en la capilla del Santo Sepulcro de La Huatápera de esta ciudad, y sus restos fueron trasladados a la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, en Pátzcuaro.
«A quinientos años de su paso por estas tierras, los pueblos indígenas, los purépechas entre ellos, siguen siendo abusados, explotados, maltratados. Hacen falta muchos Tata Vasco, para que les podamos recuperar su dignidad», finalizó.

Posteriormente autoridades municipales y educativas, colocaron ofrenda floral, montaron guardia de honor y guardaron un minuto de silencio, ante una imagen de Vasco de Quiroga.

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